De acuerdo con un análisis realizado por el Insurance Institute for Highway Safety –IIHS-, las cámaras instaladas en los semáforos en las 57 ciudades más grandes de Estados Unidos salvaron más de 1,300 vidas durante 2014; en cambio, en las poblaciones donde no existe este tipo de tecnología el número de accidentes creció un 30 por ciento.
Y es que al tener instaladas las cámaras en los mismo postes donde se encuentran ubicados los semáforos, hace que los automovilistas no se pasen la luz roja pues, de lo contrario, se hacen acreedores a una infracción, disminuyendo drásticamente el número de accidentes en las intersecciones.
Tan sólo en 2014, los accidentes causados por no hacer caso de la luz del semáforo provocaron la muerte de 709 personas y 126,000 lesionados. Lo lamentable de estas cifras es que la mayoría de los fallecimientos son pasajeros de otros vehículos, peatones o ciclistas.
A pesar que las cámaras en los semáforos son de gran ayuda para evitar accidentes en las comunidades que los tienen, la oposición de ciertos sectores ha llevado en algunas jurisdicciones a tener que disponer de ellas, argumentando que invaden la privacidad. Esto provocó que el número total de comunidades con cámaras de luz roja disminuyera de 533 en 2012 a 467 en 2015.
Para demostrar el efecto positivo que tienen las cámaras en los semáforos, el IIHS comparó los datos entre el número de accidentes entre las ciudades que tienen en funcionamiento los radares y las que apagaron este sistema. De esta forma, la investigación mostró que las poblaciones con las cámaras encendidas tiene un 21 por ciento menos de muertes per cápita y un 14 por ciento menos de accidentes fatales per cápita.
En cambio, las ciudades que interrumpieron las cámaras demostraron un aumento del 30 por ciento de muertes per cápita y un 16 por ciento más de accidentes fatales per cápita en las intersecciones.
Igualmente, todos estos datos son útiles ya que sirven para crear conciencia sobre seguridad vial.